Durante las últimas semanas Luis Benvenuty ha ido presentando en este diario informaciones sobre personas sintecho en Barcelona. La novedad del relato de este verano es constatar cómo aparecen ya quejas de otros ciudadanos que deben compartir los espacios públicos con quienes duermen en la calle. La reacción fácil es criticar a quien señala algo que, se mire como se mire, no debe ser aceptado. Pero solucionar la situación de tanta gente que no tiene donde dormir va a ser difícil. Llevamos demasiado tiempo con un discurso social buenista e insuficiente.

Barcelona es un lugar de llegada, de mezcla y, aún para muchos, un lugar de oportunidad, pero hemos transmitido un mensaje incompleto. Hace más de veinte años se encontraban oficinas municipales con vistosos adhesivos en los cristales enume

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