La tecnología siempre ha alterado el funcionamiento de las sociedades. Pasó en el siglo XVIII con la Revolución Industrial , a finales del pasado con Internet y podría estar sucediendo ahora con la inteligencia artificial . La innovación puede consolidar imperios, pero también desestabilizar civilizaciones enteras. El progreso , dicho de otra forma, no es inevitable, automático o natural.

Esa es la tesis que el influyente historiador económico Carl Benedikt Frey defiende en How Progress Ends: Technology, Innovation and the fate of nations (Princeton University Press), un exhaustivo ensayo que viaja al pasado para cuestionar esa extendida creencia y entender por qué algunos países prosperan mientras que otros se estancan y perecen por el camino. Su teoría pone las innov

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