La vigésima etapa de la Vuelta a España se vio interrumpida por una sentada masiva de aproximadamente 100 manifestantes. El incidente ocurrió a 18 kilómetros de la meta, en el puerto de Navacerrada, donde los activistas bloquearon la carretera, obligando a los ciclistas y a la caravana de vehículos a esquivar el corte.

Los primeros ciclistas se encontraron con la protesta, lo que dificultó su avance. La situación generó un caos en la ruta, ya que los vehículos que seguían al pelotón también quedaron atrapados.

Los organizadores de la carrera y las autoridades locales se vieron obligados a intervenir para despejar la vía y permitir que la competición pudiera continuar. Este tipo de protestas ha sido un tema recurrente en eventos deportivos, reflejando la creciente tensión entre activistas y la organización de grandes eventos.

La Vuelta a España, uno de los eventos más importantes del ciclismo, se enfrenta a desafíos no solo en la carretera, sino también en el contexto social actual.