Saltillo, Coah.- Para el pintor mexicano Juan Sebastián Barberá Durón la vida es un cruce de caminos iluminado, de pronto, por lo que él considera “milagros”. Uno de ellos ocurrió hace más de 20 años cuando envió una carta a su amigo cercano Francisco del Bosque, aquí en la ciudad, lo que significó “una reinvindicación, una resurreción” en su existencia. En ese momento no sabía que, por ejemplo, décadas después sería Katya del Bosque, la hija de ese amigo, quien lo acompañaría en el nuevo arranque de su Vida y Obra.
Así lo dijo ayer en la inauguración de una muestra que reúne tres de sus series gráficas en la explanada del restaurante Il Mercato Gentiloni, y que suponen un análisis personal y metafísico precisamente del avance de la vida y el trabajo creativo desarrollado a lo lar