La interacción constante en redes sociales —donde también se han trasladado la violencia, el acoso y la discriminación— junto con hábitos dañinos como pocas horas de sueño, sedentarismo y uso problemático de sustancias inciden en la salud mental de los adolescentes. A esto se suman la comunicación insuficiente con los padres, la violencia intrafamiliar y la exclusión social.
Los datos muestran que los 15 a 19 años concentran una preocupación creciente: en 2024 este grupo presentó la segunda tasa más alta de suicidio (10.2 por cada 100,000 habitantes), apenas por detrás del segmento de 30 a 44 años. En total, ese año se registraron 8,856 defunciones por suicidio en personas de 10 años en adelante.
Entre 2004 y 2024, más de 17,900 adolescentes de 15 a 19 años se suicidaron, lo que represen