Argentina no solo exportó granos y carne: un entramado de empresas industriales de distintos rubros salió a competir y logró instalar sus productos en las góndolas, las fábricas y los hogares de decenas de países. Desde Rafaela hasta la Patagonia, pasando por Córdoba, Zárate y Bariloche, estas compañías combinaron innovación, tradición y trabajo para abrirse camino en mercados internacionales según el ranking de Marcas Argentinas.

Desde Córdoba, Tonadita llevó sus lácteos a 30 países. Su queso cheddar se convirtió en insumo de las principales cadenas de hamburgueserías y su manteca viajó en aviones y cruceros. En Rafaela, Basso fabricó las válvulas que hicieron rugir motores de Ferrari, McLaren y Harley Davidson.

En Bariloche, Rapanui convirtió a los Franui en un pasaporte de choco

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