El atentado en el que incendiaron el auto de una pareja de docentes de Dos Hermanas expuso el drama que viven familias campesinas amenazadas para dejar el lugar donde vivieron por generaciones.

Extraños "apoderados" que llegan a los tiros a "informar" a familias que las tierras donde viven tienen dueño. Un nuevo propietario que decide cerrar una calle y deja varias viviendas sin acceso al camino principal, prácticamente aisladas contra el cerro, sin que ninguna autoridad se lo impida. Un juez que cae -en persona- a una casa con la policía y, sin siquiera una citación previa, hace detener a toda una familia frente a sus niños. Y esta semana, en medio de un clima de violencia y amedrentamiento creciente, el auto de los docentes que son caras visibles de la lucha por la regularización de

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