Parte de lo que hizo que el activista conservador Charles Kirk fuera tan odiado por sectores radicales de izquierda, como el joven “antifascista” Tyler Robinson, sindicado de ser su presunto asesino, fue su dedicada vocación por retar la cultura de la cancelación en las universidades norteamericanas y proponer espacios de intercambio de ideas entre sectores políticos e ideológicos distintos.

Con sus casi dos metros de estatura, Kirk solía llegar a los campus universitarios de cualquier estado de los Estados Unidos con la intención de invitar a estudiantes o jóvenes progresistas a participar de un ejercicio dialéctico en el que se intercambiaban preguntas y respuestas sobre la familia, el género, el aborto, la biomedicina, el orden y la autoridad.

“ Solo hay dos géneros. Es esa afirmac

See Full Page