Ricardo III reinó en Inglaterra entre 1483 y 1485 y murió a los 32 años en la batalla de Bosworth, que definió la Guerra de las Dos Rosas, entre las casas de York (a la que él pertenecía) y de Lancaster. Un siglo más tarde, en 1591, el gran William Shakespeare escribió y estrenó La tragedia de Ricardo III, una de sus obras tempranas, a la que no se le reconoce, aunque la tiene, la dimensión trágica de Macbeth, Hamlet, Otelo, Rey Lear, Antonio y Cleopatra o Tito Andrónico, todas creaciones inmortales. Las tragedias de Shakespeare gozan de buena salud y mantienen una imperturbable vigencia porque cavan con metáforas impresionantes, diálogos memorables y una penetración psicológica y emocional admirables en temas inherentes al alma, la psique y las relaciones humanas. La ambición, la traición
La Argentina de Ricardo III

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