El feminismo argentino perdió su rumbo. Las feministas supieron encontrar una causa concreta en la última década: la legalización del aborto. Yo misma me consideraba feminista por 2019 y 2020. Y no era un caso aislado: recuerdo como tantas mujeres se mostraban en la calle con su pañuelo verde. Con este objetivo común, que no distingue clases, se logró aglutinar a mujeres de distintas generaciones, credos e ideologías. En aquel momento, el movimiento fue transversal; no porque todas pensáramos igual, sino porque, frente a algo indispensable, las diferencias quedaron en un segundo plano. Esa fue su mayor fortaleza: hacer foco en una agenda concreta que abarcaba a todas.
Hoy esa dirección se perdió, ya no existe. El movimiento se transformó en una reacción partidaria en contra de la derecha,