Colombia enfrenta un aumento alarmante en los cultivos de hoja de coca y la producción de cocaína, según el profesor Daniel Mejía, experto en narcotráfico y profesor en la Universidad de los Andes. Mejía, quien ha presidido la Comisión Asesora para la Política de Drogas, destaca que desde 2014, los cultivos han crecido significativamente, alcanzando las 253.000 hectáreas en 2023. Este incremento se ha acelerado en los últimos años, coincidiendo con un cambio en las políticas antidrogas del gobierno de Gustavo Petro.

Mejía explica que la estrategia del gobierno ha pasado de una política de mano dura a un enfoque más suave, promoviendo programas de desarrollo alternativo y sustitución de cultivos. Sin embargo, señala que los esfuerzos de erradicación manual han disminuido drásticamente, con una reducción del 93% en los últimos dos años y medio. "Prácticamente se acabó el programa de erradicación manual", afirma Mejía.

El académico también menciona que la tasa de interdicción ha caído, a pesar de que el gobierno actual se jacta de haber aumentado las incautaciones de cocaína. En 2023, la producción de cocaína se estima en más de 2.600 toneladas métricas, mientras que las incautaciones superan las 700 toneladas, lo que representa una tasa de incautación del 28%. Esta cifra es inferior al 43% registrado hace tres años.

Además, Mejía destaca que los grupos criminales organizados están generando ingresos significativos a través del narcotráfico, estimando que en 2023, estos ingresos equivalen al 4,2% del PIB colombiano, lo que representa aproximadamente 15.300 millones de dólares.

El profesor también reflexiona sobre el uso de la aspersión con glifosato, una estrategia que anteriormente criticó. Reconoce que la situación actual presenta un cambio en la concentración de los cultivos, que ahora se encuentran en grandes enclaves controlados por grupos criminales. Mejía sugiere que la discusión sobre el uso de herbicidas no debe cerrarse, especialmente en áreas donde los cultivos han crecido exponencialmente.