Una bebida llena de cultura, historia y nutrición. La cocinera tradicional cuenta su misión de preservar esta tradición en Oaxaca
El aroma del maíz tostado impregna el aire allá en Oaxaca, dónde opera La Atolería, de la chef lentamente, liberando un perfume dulce y ancestral. El atole es historia líquida, herencia en sorbo, además de una conexión viva con los sabores que han acompañado a los mexicanos por siglos.
Heredera de la tradición Ñuu Savi—la gente de las nubes—, creció viendo a su abuela preparar el atole como lo hacían sus ancestros: con maíz nixtamalizado y un proceso meticuloso que exige paciencia y respeto por los ingredientes. “El atole es más que una bebida, es un alimento que conecta con nuestra esencia como mexicanos”, afirma con convicción.
Pero, este contexto donde l