H oy, a sus 93 años, habla por primera vez . Hace colectivo su testimonio en DEIA como una de las últimas personas supervivientes del histórico bombardeo contra Otxandio del 22 de julio de 1936. Anttoni Urrejola Irasuegi tenía aquel aciago día cuatro años y medio. El pueblo fronterizo con Araba, aunque recién dado el golpe de Estado, disfrutaba de sus fiestas. Su callejero estaba repleto de civiles, milicianos y soldados.
Sobre las nueve de la mañana, dos aviones pequeños Breguet XIX comenzaron a sobrevolar el casco. No levantaron expectación porque portaban banderas republicanas. Sin embargo, eran lo contrario. Eran, como algunos demócratas de hoy en día, fascistas camuflados. “Ni siquiera dieron importancia al hecho de que las avionetas empezaran a arrojar objetos”, contextualiz