La incautación de 10 millones de litros de diésel ilícito en Tampico, Tamaulipas, ha revelado la magnitud de un delito que ha evolucionado: el huachicol fiscal. Este esquema se ha convertido en uno de los negocios más rentables y sofisticados para los grupos criminales, especialmente tras la lucha de los gobiernos contra el narcotráfico.
En sus inicios, el robo de combustible en México era una actividad casi artesanal. Según InSight Crime, en la década de 1990 surgieron los huachicoleros, quienes perforaban ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) en áreas rurales. El combustible robado se vendía a precios bajos, generando una percepción ambivalente en la sociedad. Con el tiempo, esta actividad se profesionalizó, atrayendo la atención de grandes organizaciones criminales como Los Zetas y el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La evolución del huachicol ha sido notable. En 2003, Pemex identificó 152 tomas clandestinas, cifra que se disparó a casi 15,000 en 2018. La competencia territorial entre grupos criminales ha convertido a Tamaulipas en un epicentro del huachicol, que se ha expandido a otros estados como Puebla y Guanajuato.
El huachicol fiscal ha surgido como una respuesta a los controles más estrictos sobre los ductos. Este nuevo modelo explota vacíos legales en la importación de hidrocarburos, permitiendo que el combustible se registre como productos exentos de impuestos. Según reportes, este fraude ha causado pérdidas superiores a 170 mil millones de pesos a la economía nacional.
La reciente operación en marzo de 2025, donde se decomisaron 10 millones de litros de diésel, ha puesto de manifiesto la complejidad de este delito. Un buque de bandera singapurense intentó introducir el diésel al país, declarado como aditivos para aceites lubricantes. Las autoridades mexicanas, tras labores de inteligencia, lograron detectar la carga.
El operativo resultó en la detención de 14 personas, incluidos altos mandos navales y exfuncionarios de aduanas. Entre los arrestados se encuentra el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, quien enfrenta cargos por sus vínculos con la introducción ilegal de combustible.
Las investigaciones han desarticulado una red que operaba en varios estados, con aseguramientos adicionales en Ciudad de México y Querétaro. Este fenómeno ha alcanzado mercados internacionales, con el petróleo robado cruzando fronteras hacia Estados Unidos, India y Japón.
La Red de Control de Delitos Financieros de Estados Unidos ha señalado el huachicol fiscal como una de las principales fuentes de ingresos ilícitos para las mafias mexicanas, solo superada por el narcotráfico.