A principios del siglo XVI, los reinos de España y Portugal buscaban afanosamente un corredor interoceánico en el continente americano, que permitiese comunicar al océano Atlántico con el Pacífico y, de allí, tomar la ruta hacia el Oriente.

Por tal motivo, la C orona española promueve el viaje expedicionario de Juan Díaz de Solís que, en 1515, parte rumbo al Atlántico Sur, con tres pequeñas carabelas y una marinería compuesta por 70 hombres.

La navegación llega hasta las costas del hoy Brasil y, desde allí, avistando siempre la costa, continuará descendiendo hasta llegar a un estuario donde convergen los ríos Paraná y Uruguay y que hoy se denomina Río de la Plata; pero que, en ese momento, Don Díaz lo bautiza como Mar Dulce al comprobar la muy baja salinidad de sus aguas.

Don Juan

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