Barcelona Arrapado al final de un acantilado abrupto de la costa cantábrica está Elantxobe. En la pendiente de la montaña, las casas se agolpan y caen en cascada hasta el puerto. Es un pequeño puerto, bien protegido del viento. En el muelle se esparcen redes húmedas, cajas de madera y el olor intenso de salmuera. En medio de este paisaje vizcaíno hay un chico de 17 años que lo observa todo en silencio. Se llama José Garavilla, es hijo de un emigrante riojano y en 1887 ha decidido probar suerte en un sector incipiente que pronto transformará el ritmo del puerto: la industria conservera. Ha abierto una pequeña fábrica y, con la ayuda de la familia, ha ido haciéndose un nombre en el sector. Pero el salto cualitativo llega en 1917, con la inauguración de La Equitativa, la primera gran fábrica
¿De dónde salen las latas Isabel? La historia poco conocida del imperio conserver

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