El debate por el proyecto de la nueva Ley de Transporte, una de las iniciativas clave del oficialismo provincial, ha escalado rápidamente, convirtiéndose en un verdadero campo de batalla entre el Gobierno y la oposición peronista. La tensión se hizo evidente durante el tratamiento en la Comisión de Obras, donde diputados del justicialismo "pusieron el grito en el cielo" por lo que consideran una alarmante falta de participación de los sectores directamente afectados: colectiveros, taxistas y remiseros. Desde el bloque oficialista, la postura es diametralmente opuesta y la decisión parece estar tomada.

Los legisladores de la gestión de Marcelo Orrego consideran que las observaciones de la oposición carecen de un sustento serio y que solo tienen un objetivo: dilatar la sanción de una ley qu

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