De la confirmación de teorías icónicas a la perplejidad ante señales que no encajan en ningún modelo, la astrofísica vive una era dorada de descubrimientos que nos conecta con las preguntas fundamentales sobre el origen y el destino de todo lo que existe.
Quienes miran el cielo con instrumentos cada vez más sensibles están analizando pulsos que llegan y se apagan, destellos de radio que duran menos que un parpadeo (pero que deslumbran a galaxias enteras), y vibraciones del espacio-tiempo que confirman intuiciones de los grandes teóricos. En las últimas campañas de observación, varios hallazgos han puesto en jaque la estabilidad de algunos modelos cosmológicos y han recordado que el universo es, sobre todo, una fuente inagotable de sorpresas.
Coreografía turbulenta
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