La Feria de Albacete es un lugar de encuentro, tradición y recuerdos. Entre los pasillos repletos de color y de atracciones, también laten historias humanas que hablan de sacrificio, constancia y pasión por un oficio. Una de ellas es la de Yolanda , vendedora de juguetes en uno de los puestos más emblemáticos del recinto, justo “debajo del manto de la Virgen”, como ella misma lo define.
Con gesto cansado, tras más de dos semanas de trabajo sin descanso, Yolanda reconoce que la feria es “larga, larga y dura” . Su jornada comienza a las 9 de la mañana y se extiende hasta pasada la una de la madrugada , y los fines de semana incluso más allá de las tres. Pero su labor no acaba al cerrar el toldo: hay que reponer género, organizar el puesto y prepararlo todo para que al día siguiente