
Resulta casi imposible imaginar en la actualidad a un adolescente sin una pantalla delante. El móvil, la tableta, la consola o el ordenador son ya parte de su día a día, y no sólo para relacionarse o entretenerse, sino también para estudiar. Pero lo que parece un aliado indispensable, puede ser también un riesgo en potencia: los datos más recientes lo confirman, y los expertos, como el doctor Manuel Baca , jefe del Servicio de Pediatría y de la Unidad del Adolescente del Hospital Quirónsalud Málaga , advierten que “ el problema no es la tecnología en sí, sino el uso excesivo y sin control ”.
Los efectos nocivos en niños y adolescentes se manifiestan en varios frentes . El primero, el sueño: “la luz azul de los dispositivos retrasa la producción de melatonina y favorece el insomnio ”, apunta el doctor Baca, quien también comparte que, según la Fundación Nacional del Sueño de EE.UU., “un 20% de jóvenes chatea cada noche antes de dormir y un 16% reconoce despertarse al escuchar las notificaciones de su móvil”.
Las evidentes consecuencias físicas también preocupan: “fatiga ocular, progresión acelerada de la miopía, dolores cervicales, lesiones de muñeca y, sobre todo, el sedentarismo que dispara la obesidad y la diabetes tipo 2”.
En el plano psicológico, “la sobreexposición favorece el déficit de atención, la irritabilidad, la ansiedad y el aislamiento social ”, señala el pediatra. Un estudio estadounidense reveló que “los adolescentes que dedican cuatro o más horas diarias a pantallas recreativas tienen hasta un 65 % más de riesgo de depresión y un 45 % más de ansiedad ”.
También tiene sus ventajas, como el ser una ventana al aprendizaje y a la creatividad
No todo son sombras. La tecnología, “usada con criterio, también aporta beneficios claros: acceso inmediato a información, recursos educativos y plataformas que facilitan el aprendizaje” . En España, el 70 % de los adolescentes afirma que utiliza su móvil como apoyo para estudiar .
Las pantallas también son un medio de conexión social y expresión personal . Juegos colaborativos y redes sociales bien gestionadas refuerzan la creatividad, la resolución de problemas y, en algunos casos, la autoestima. Incluso se multiplican las aplicaciones destinadas al bienestar: desde programas de ejercicio físico hasta plataformas de apoyo psicológico o mindfulness.
Los expertos recomiendan límites claros y acompañamiento
Según el doctor Manuel Baca, “ los expertos coincidimos en las recomendaciones fundamentales: límites claros y acompañamiento ”. De hecho, el especialista enumera las recetas de las principales instituciones sanitarias, que coinciden en la moderación, supervisión y educación digital. Por un lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar el tiempo de sedentario frente a pantallas y compensarlo con más actividad física y descanso. Por otra parte, la American Academy of Pediatrics (AAP) fija un máximo de una o dos horas diarias de ocio digital en adolescentes, evitando pantallas en la hora previa al sueño y que se queden fuera del dormitorio . En Canadá la pauta es clara: menos de dos horas recreativas , 60 minutos de ejercicio diario y 8-10 horas de sueño. En España , diversos colectivos médicos reclaman que los móviles lleven incluso advertencias de salud , al estilo del tabaco, alertando de sus riesgos potenciales.
Una convivencia inevitable
Las pantallas han llegado para quedarse y pretender lo contrario sería ingenuo. El reto está en convertirlas en aliadas y no en enemigas , equilibrando sus ventajas con una gestión responsable. Como señala un pediatra consultado: “El problema no es el móvil, es lo que dejamos de hacer cuando pasamos demasiadas horas mirándolo”.
En definitiva, los adolescentes no necesitan menos tecnología, sino mejores hábitos digitales . Y esa responsabilidad es compartida: de los jóvenes, de las familias y también de la sociedad que los rodea.