Cuando uno piensa que estamos viviendo en el siglo XXI, tras tantas centurias de civilización occidental a cuestas, tantas batallas y sufrimientos conjuntos por la defensa del hombre, de su dignidad, de su igualdad, y de su libertad, resulta difícil comprobar día a día cómo parece haber sido todo un sueño: el hombre -y la mujer- está perseguido en su individualidad, frente a la imposición de un colectivismo borreguil; su dignidad, echada a perder ante los atentados a la vida más débil en el seno materno, y con la tontuna de “que mi cuerpo es mío”; la igualdad, con el enfrentamiento provocado por organismos internacionales y lobbies LGTB…, que nadan en nuestro dinero mientras niegan la naturaleza biológica; y la libertad, con la persecución, hasta el asesinato del que piensa distinto, del q
Esto va de libertad

128