Las empanadas son un clásico de la mesa argentina y del Río de la Plata: infaltables en reuniones familiares, picadas con amigos y hasta en una cena rápida de semana. Son versátiles, económicas y siempre rinden. El problema es que muchas veces, cuando llegan al horno, la ilusión se complica: la masa se adhiere a la asadera, se despega mal, se rompe el repulgue y el relleno se desparrama.
¿Por qué pasa esto? Generalmente, porque la humedad de la masa o del relleno entra en contacto directo con la bandeja caliente, generando ese efecto de “pegado” que arruina el resultado final.
La buena noticia es que existe un truco muy simple —que no requiere más de un minuto extra de preparación— para que las empanadas nunca más se peguen.
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