Robert Redford se retiró simbólicamente de su gloriosa carrera de actor por primera vez en 2001, al coprotagonizar Spy Game junto a un joven y muy sexy Brad Pitt, un filme en el que de algún modo pasaba el testigo generacional en tanto que espía de la CIA en la ficción y en tanto que rubiales de Hollywood con estilo en la vida real.

Aquel guion que se rodó a las órdenes de Tony Scott con un encantador abuso del travelling circular y de cámaras colgadas de helicópteros, narraba las últimas horas en activo de un oficial superior de la CIA que, a punto de jubilarse, quiere salvar a su pupilo de ser ejecutado en la cárcel de Sideshow, en la China. Para lo cual improvisa un plan con el que burlar a sus propios superiores... entreteniéndoles recordando a modo de flash back cómo reclutó y fo

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