Escribir no siempre es un acto literario: muchas veces es un grito. Esta narración nace de la rabia, de la tristeza, de la desazón que implica vivir en un país tan contradictorio como Argentina. No es un análisis académico ni una guía de soluciones, mucho menos una intención política, es una catarsis. Es la necesidad de contar cómo se vive, lo que significa despertarse todos los días en medio de un sistema que se repite en errores, injusticias y frustraciones.
Quien lea estas páginas se encontrará con la historia de una vida, pero también con la historia de millones. No pretendo convencer ni consolar; solo mostrar lo que somos y lo que cargamos. Argentina no se explica: se padece, se sufre, se sobrevive. Y, de alguna manera, también se ama. Este es mi testimonio.
Quizá no sea el único pa