Dos personas, pongamos por caso, se sientan en una mesa de un café en París. Una de ellas lleva una bolsa de plástico, de donde extrae siete bols de cerámica con un cepillo de plástico de colores en cada uno, tres cajitas de cartón plegadas sobre las que dispone un peine de plástico amarillo, seis pequeñas gomas de borrar con forma de gafas de sol, una miniplanta de plástico y un pequeño cesto de mimbre, y lo dispone meticulosamente sobre la mesa. Charlan un rato y, luego, los objetos vuelven a la bolsa y los dos se marchan.
Esta podría ser una de las acciones artísticas de André du Colombier, artista con alma de poeta a quien el Museu Tàpies dedica la exposición Un punto de vista lírico , hasta el 22 de febrero, la primera monográfica que se hace en un museo. No sufran si el nombre no