La región del Catatumbo cumple ocho meses en medio de un recrudecimiento de la violencia, marcado por enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las Farc. El conflicto ha dejado a miles de campesinos atrapados en confinamientos, desplazamientos forzados, homicidios y un deterioro progresivo de la situación humanitaria, que según líderes sociales amenaza con prolongarse ante la falta de soluciones de fondo.

“Esta es una arremetida cruel contra las organizaciones defensoras de derechos humanos y del territorio. Lo que estamos viviendo en el Catatumbo no permite hablar de esperanza, porque la gente sigue confinada, bajo directrices de los grupos armados, mientras otros insisten en que esta región solo debe permanecer en guerra”, señaló Pablo Antonio Téllez, presidente de la Asociación

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