El tesoro más grande que posee la Iglesia Católica es la Santísima Eucaristía . Las múltiples denominaciones protestantes o evangélicas carecen de este inefable Misterio. En esta nota no me refiero a la Celebración Eucarística, la Santa Misa, sino a la Persona de Jesucristo, en el Sacramento de la Hostia Consagrada; Presencia que es real, verdadera y sustancial, como lo enseñó siempre la catequesis católica.
Cuando se difundió la costumbre posconciliar de comulgar de pie, y en la mano, se avisó que antes de recibir la Hostia, debía hacerse una reverencia o una genuflexión, como gesto de adoración y reconocimiento de la Presencia del Señor.
La difusión de esta nueva actitud, impulsada por el progresismo internacional, no fue recibida pasiva ni pacíficamente por los fieles; así ocurrió en