El jardín de sombra permite trabajar con una paleta distinta, donde se valoran más las texturas, las formas y los matices de verdes que el color estridente de las flores. La clave está en elegir especies adaptadas a crecer bajo esas condiciones: helechos, hostas, marantas, calatheas y alocasias son verdaderas expertas en sobrevivir (y lucirse) en ambientes de baja luz. Muchas de ellas, además, tienen un follaje decorativo que compensa de sobra la falta de flores.
Muchas especies, como los helechos, agradecen los entornos frescos y sombríos: solo hay que elegir las plantas correctas.
En vez de pelear contra la falta de luz, paisajistas y jardineros experimentados proponen aprovecharla para crear paisajes delicados y enigmáticos
Combinaciones que funcionan
Un buen truco para armar un jar