A los priismos reformados, excluidos, derrotados, tan recientemente adheridos a Morena como hace siete años o hace uno, o simplemente refugiados o escondidos en los gobiernos federal y de la capital nacional después del cambio de régimen iniciado en el 2018, debe recordárseles la sacudida del 19 de septiembre de 1985.
Muchos de ellos nacieron en aquella década. Ese año es origen de dos fracturas simultáneas: la de edificios y la del sistema político. El terremoto derrumbó miles de viviendas y desmoronó la legitimidad del Estado encabezado entonces por Miguel de la Madrid a quien Harvard no le dotó, ni podía, de carácter ni asertividad.
Mientras la ciudadanía se organizaba para el rescate, alimentación y cuidado, el gobierno era aplastado por su propia parálisis y distancia. Con excepcion