En la era digital actual, el teléfono móvil se ha transformado en una extensión del cuerpo humano. Este dispositivo, que nos acompaña desde que despertamos hasta que nos dormimos, se presenta como un aliado confiable que almacena desde conversaciones íntimas hasta información bancaria. Sin embargo, esta relación de confianza es precisamente el punto débil que aprovechan los ciberdelincuentes. A través de tácticas cada vez más sofisticadas logran crear entornos digitales aparentemente inofensivos en los que el usuario se siente seguro y confiado . Es allí donde ocurre el robo de datos, con el consentimiento inadvertido de la víctima que pocas veces sospecha que su propio teléfono puede convertirse en su principal amenaza.

Una vez situados en este contexto, muchos móviles vienen con func

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