Ivana Bronlund es madre, pero no tiene a su hija.
Una hora después de que nació su bebé en una pequeña ciudad de Dinamarca, el gobierno se la llevó.
Sigue extrayéndose leche que alguien recoge y se la lleva a la bebé. Mira fijamente por las grandes ventanas cuadradas de su edificio de apartamentos y se imagina constantemente que vuelve a tenerla en brazos.
“Ojalá me hubieran dado la oportunidad de demostrar que puedo ser madre”, dijo.
Bronlund tiene 18 años y procede de un hogar con antecedentes de abuso. Por eso, las autoridades danesas la sometieron a una exhaustiva prueba de competencia parental que pretende proteger a los niños, pero que ha sido criticada como una dura intromisión en la vida familiar.
Además, es groenlandesa, y los groenlandeses llevan mucho tiempo quejándose de q