La levantada de Boca, con una visible mejora futbolística y resultados positivos después de meses a la deriva, llegó acompañada de un asterisco negativo: los reiterados reproches de los jugadores ante los cambios, con Claudio Úbeda como destinatario principal del enojo tras las ausencias de Miguel Ángel Russo.

Pero eso se terminó, porque Miguel Ángel Russo se puso firme después del último episodio que tuvo a Carlos Palacios como protagonista de otra escena pública que dejó mal parado al cuerpo técnico en el Gigante de Arroyito y charló mano a mano con el chileno a modo de correctivo.

"No puede volver a repetirse" , fue, palabras más, palabras menos, lo que le dijo el entrenador de 69 años, ya de nuevo en la rutina diaria tras superar la infección urinaria, le pronunció al futbolista

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