Aunque a trompicones, el resiliente Sánchez puede aguantar en la Moncloa, pero no gobernar. La Legislatura está acabada y esperemos que sea sin Presupuestos para 2026, porque, visto lo visto, nos saldrían por un pico en nuevos pagos y cesiones a los socios de investidura, que, ante la pasividad o impotencia del Gobierno, están empeñados en convertir España en una confederación integrada por dos naciones soberanas y otros territorios con estatutos desiguales.

Los socios han hecho oídos sordos a las continuas denuncias por presunta corrupción aireadas por PP y Vox y le han dejado hacer a Sánchez en materias que no colisionan con sus intereses (incremento de gasto en pensiones, subida del salario mínimo, reforma laboral, crecimiento del empleo, política exterior…), que, lógicamente, el presi

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