En Matute no solo se juega un partido, se pone a prueba un relato. Desde el país sureño, tres miradas distintas coinciden en algo: la U. de Chile no llegó a Matute para esconderse. Gustavo Álvarez moldeó un equipo que se anima, que quiere la pelota y que busca lastimar por las bandas. Lo dicen Realpe, Bustio y Barrera, cada uno con sus matices, pero con la misma conclusión: Alianza Lima se topará con un rival incómodo, más atrevido que cauto.
Y, al mismo tiempo, la percepción de los íntimos cambió: ya no es aquel equipo accesible de otras temporadas, sino un cuadro copero, áspero, con oficio y público detrás, aunque esta vez no lo pueda tener en la tribuna. Lo que antes parecía desigual hoy es una llave pareja, con recuerdos del 2010 y con la sensación de que nadie querrá rega