Escribo estas líneas junto a una checklist , el pasaporte y las postales de Java tomadas por una amiga fotógrafa. Mientras preparo un viaje de varios meses a Asia, me invade ese entusiasmo familiar por descubrir y explorar que solo planea cuando te dispones a visitar lugares nuevos y, especialmente, remotos.

Sin embargo, existen otras coordenadas a tan solo unos pocos kilómetros de casa donde también aguardan experiencias por redescubrir. O para reconciliarte, como viejas cicatrices, más bien.

Y es que todos somos mapas llenos de lugares que suponen anclajes emocionales. Para bien y para mal.

Hay pueblos de costa que asociamos con la felicidad de aquel amor de verano, pero también el barrio de esa ciudad donde nos rompieron el corazón. En mi caso, uno de esos lugares-ancla se trata de

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