Perdida la Argentina. O extraviada. Justo cuando dos de sus más importantes hombres políticos —al menos, por la categoría que hoy han alcanzado, uno Presidente, el otro a cargo de la más importante provincia del país— decidieron expresarse para mostrar su envergadura, medios y público en general los asumieron frívola y casquivanamente: a Javier Milei ni le atendieron su promoción de la ley de leyes para el 2026, el contenido de un Presupuesto incumplible posiblemente y, a cambio, lo halagaron como un logro democrático que no haya insultado a nadie, mientras en Axel Kicillof se detuvieron a observarlo por la pavada costumbrista de tomar mate a las once de la noche en un estudio de tv cuando se exponía nervioso a conversar en público, por primera vez, con mensajeros no habituales a su c
Milei perdió la calle dominado por una interna de marginales

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