La lucha contra los estigmas culturales contra este grupo de la población es, en última instancia, una apuesta por la dignidad humana en todas sus etapas.
En nuestro país hablar de discriminación suele remitir, por lo regular, a cuestiones de género, clase, origen étnico o discapacidad; no obstante, hay un grupo social que, a pesar de representar un sector creciente de la población, enfrenta de manera silenciosa una exclusión sistemática.
La discriminación por edad se ha convertido en un obstáculo para garantizarles una vida digna, plena y libre de violencia, en virtud que los prejuicios hacia los adultos mayores están profundamente arraigados en la cultura, pues desafortunadamente se les asocia con la enfermedad, lo obsoleto o la carga económica.
La Constitución mexicana reconoce el de