Este jueves 18 de septiembre, la Catedral Metropolitana de Santiago fue el escenario del Te Deum Ecuménico en celebración de las Fiestas Patrias. Este evento reunió a las principales autoridades políticas y a representantes de diversas religiones. Durante la ceremonia, el arzobispo de Santiago, cardenal Fernando Chomali, abordó temas controvertidos como el aborto y la eutanasia, en medio del debate legislativo sobre estas cuestiones.

Chomali afirmó: “Chile es un país laico, lo sabemos, pero ello no significa que los creyentes tengamos que guardar silencio cuando vemos amenazados los fundamentos de la democracia y del Estado de derecho, sobre todo cuando se pretende aprobar leyes claramente injustas como el aborto y la eutanasia, porque atentan contra quienes el Estado debiese cuidar y proteger celosamente, los más débiles”.

El cardenal destacó que “el alma de Chile” se basa en la familia, la fe, la democracia y la solidaridad. En su discurso, subrayó que “el peor servicio que se le puede hacer a Chile es desincentivar el matrimonio y la natalidad, o conculcar a un niño el derecho que tiene a ser concebido, gestado y criado por sus padres”.

Además, Chomali hizo un llamado a centrar la educación en el debate público, señalando que “la ignorancia es la causa de gran parte de los males que nos aquejan como sociedad, como la ausencia de diálogo, la violencia, el desprecio por la vida, la cultura de la cancelación, la corrupción y la frivolidad”. Instó a los candidatos presidenciales a priorizar la enseñanza escolar, especialmente la educación pública, y a redoblar esfuerzos para combatir la pobreza y el abandono infantil en el país.

El arzobispo también defendió los valores democráticos, advirtiendo sobre la necesidad de estar “atentos” ante quienes cuestionan su importancia. “El pueblo de Chile ama la democracia, reconoce su valor y sabe el costo que se paga cuando se pierde. Ello exige agradecer, pero al mismo tiempo, estar atentos a las corrientes que minimicen su valor”, expresó.

Finalmente, Chomali instó a mirar hacia el futuro con esperanza y unidad, afirmando que “no es tiempo de divisiones estériles, de polarizaciones, de cálculos mezquinos, sino de unidad en lo esencial: la defensa de la dignidad de cada persona, la búsqueda del bien común, la recuperación de la confianza y de la esperanza”. En vísperas de las elecciones, concluyó exhortando a quienes ocupan o aspiran a ocupar cargos de representación a actuar con civilidad y respeto, enfatizando que la política debe ser una actividad noble y fundamental para el bien común.