Una fiesta de cumpleaños convocada por redes sociales terminó en un motín juvenil en plena calle en Kenfig Hill, un tranquilo pueblo del sur de Gales, donde más de cien adolescentes se congregaron tras la intervención policial que puso fin al evento clandestino.
La concentración, que inicialmente parecía una celebración privada, derivó en una ocupación masiva de Croft Goch Road, generando inquietud entre los vecinos y obligando a la South Wales Police a desplegar efectivos para controlar la situación. Los agentes lograron dispersar a los jóvenes sin incidentes violentos, escoltándolos hacia las localidades cercanas de Bridgend y Maesteg.
Jayne Llewellyn, vecina de 42 años, describió el episodio como un momento de “caos total”, con adolescentes ocupando la vía, botellas rotas y un