El régimen de Nicolás Maduro presentó este martes en cadena nacional su arsenal bélico, asegurando estar listo para responder a un posible ataque de Estados Unidos. La operación, denominada “Caribe Soberano 200”, se lleva a cabo en la isla La Orchila, en el mar Caribe, y cuenta con la participación de 2.500 soldados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, anunció los ejercicios militares, afirmando que la movilización de tropas y equipos es una reacción directa al despliegue naval de Washington en aguas caribeñas. Según Caracas, esta operación antinarcóticos representa “un asedio y una amenaza a la soberanía venezolana”. Padrino declaró: “Este despliegue de Estados Unidos representa una amenaza para el país y la región”.

Durante la operación, se movilizaron 12 buques de la Armada, 22 aeronaves, 20 peñeros de la milicia naval y varias piezas de artillería pesada. El arsenal exhibido incluye drones de vigilancia, submarinos, sistemas de defensa aérea, cañones ZU de artillería antiaérea y tanques anfibios, además de sobrevuelos de aviones de combate Sukhoi. Los altos mandos militares informaron que algunas embarcaciones de la Armada fueron equipadas con misiles y sistemas antiaéreos para simular una defensa activa ante un ataque externo.

La demostración militar fue acompañada por unidades de operaciones especiales y milicias populares, incluyendo grupos de pescadores locales, presentados como parte de la “defensa integral de la nación”. El almirante Ashraf Suleimán Gutiérrez, desde uno de los buques, envió un mensaje de advertencia hacia Estados Unidos, afirmando: “No agredimos a nadie, amamos la paz. Pero también estamos preparados para defender esa paz”.

Estas maniobras se producen al mismo tiempo que Estados Unidos envía ocho buques militares y un submarino nuclear al Caribe, en una operación que Washington describe como parte de su estrategia contra el narcotráfico internacional. El gobierno de Maduro, sin embargo, sostiene que estas acciones son parte de una “guerra psicológica” destinada a generar presión política y debilitar al chavismo. En su discurso, Padrino y otros voceros del régimen enfatizaron que Venezuela está dispuesta a librar una “guerra no convencional” con todos los recursos disponibles. Gutiérrez reiteró: “No agredimos a nadie, amamos la paz. Pero también estamos preparados para defender esa paz”, advirtiendo que cualquier ataque será respondido en todos los frentes posibles.