El Gobierno vive una tormenta perfecta . Primero, el Congreso es una fábrica de derrotas : ya van 10 votaciones consecutivas donde la oposición consigue dos tercios de los votos. Segundo, el mercado es un hervidero y el dólar nuevamente tocó la banda superior, obligando al Banco Central a intervenir.

Tercero, el kirchnerismo está envalentonado después de la paliza en la Provincia y sale a la calle apropiándose de banderas ajenas: la universidad pública, la discapacidad, los jubilados y el Garrahan.

Ante esto, surgen dos preguntas:

¿Cómo se corta una racha negativa?

¿Se puede revertir este clima derrotista?

Siempre decimos que hay dos maneras de reaccionar frente a una derrota. La reacción infantil es echarle la culpa a los demás, como un niño que le dice a su mamá: “Má, la mae

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