Nuevamente los colegios universitarios son impulsados a la política a través de las tomas. El asunto viene de lejos y ya no quedarán tantos testigos que recuerden a los muchachos que lo que empezó así en tiempos de Laica y Libre durante la presidencia de Arturo Frondizi derivó en derrame de sangre en los sesenta y setenta, fogoneado por Servicios de Inteligencia nacionales e internacionales.
Así también, como siempre, una camarilla políticamente hábil para sobrevivir y trepar se ha ubicado al tope y dirige. Quizás la novedad siglo XXI es que a esa cúpula permanente y hasta de aspecto físico cada vez menos presentable, se ha sumado un componente sindical, que no defiende a las instituciones ni a sus trabajadores sino a sus propios cargos y negocios . Porque aún la Universidad pobre es