La relación entre el consumo de agua y la salud bucal va mucho más allá de la simple hidratación: beber agua de manera regular constituye una estrategia eficaz para prevenir problemas como la caries y el amarillamiento dental, dos de las preocupaciones más frecuentes en odontología.
El proceso de formación de caries se inicia cuando las bacterias presentes en la boca descomponen los azúcares de los alimentos, generando ácidos que erosionan el esmalte dental . En este contexto, el agua cumple una función esencial al facilitar la eliminación de restos alimenticios y azúcares, lo que limita el tiempo durante el cual las bacterias pueden producir estos ácidos perjudiciales.
Además, cuando se trata de agua potable fluorada , en cantidades adecuadas, el beneficio se multiplica: