El terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México marcó un antes y un después en la historia contemporánea del país.
Este sismo, con magnitud de 8.1, sacudió el centro y el occidente de México, causando la muerte de miles de personas y el colapso de numerosos edificios, incluidos hospitales, escuelas y viviendas . La tragedia evidenció fragilidades profundas en las infraestructuras, las políticas públicas y los mecanismos de respuesta ante emergencias.
Ante la magnitud del desastre, la sociedad civil tomó un papel protagónico en las labores de rescate y reconstrucción, organizándose de forma autónoma y solidaria. Brigadas ciudadanas removieron escombros con sus propias manos, rescataron a sobrevivientes y coordinaron el apoyo logístico, lo que derivó en un fortalecim