Tras la clara derivación del progresismo globalista que, en el siglo XXI, a partir de su holding venezolano y tras el telón de una revolución que infamara la memoria de Simón Bolívar, termina asociado con la excrecencia inédita del narcoterrorismo, cabe hacer memoria del recorrido de esa experiencia ominosa en América Latina a objeto de poder conjurarla con eficacia.
De otro modo no se entendería esa suerte de maridaje entre el terrorismo y el narcotráfico para conquistar Estados, y tras sus instituciones purificar sus crímenes como acrecentar sus poderes e impunidad usando de la soberanía. Mas, paradójicamente, el contexto de la deslocalización digital y la cultura del relativismo sobre las redes, igualmente le ha sido ampliamente favorable.
Se olvida, incluso por los negacionistas, la