El cuarto festejo de abono de la feria de Salamanca tuvo nombres propios: Marco Pérez , que paseó tres orejas, e Ismael Martín , que cortó dos, se erigieron en protagonistas de una tarde marcada por el regreso de Morante de la Puebla , pitado tras un paso gris y sin brillo, en un desigual encierro de Matilla que no terminó de romper.
La tarde comenzó con una ovación cerrada a Morante al término del paseíllo. El público de La Glorieta le mostró respeto y cariño, pero lo que vino después quedó lejos de las expectativas. Al sobrero que abrió plaza, tras devolverse el primero por inválido, el sevillano lo toreó refugiado en el tercio, intentando dibujar muletazos con ambas manos en los que dejó su sello de clase, aunque sin continuidad. En el cuarto, un toro de feas formas y que tiraba