El 11 de septiembre, el Tribunal Supremo de Brasil impuso severas penas al expresidente Jair Bolsonaro y a otros siete acusados, entre ellos tres militares de alto rango, por c onspirar contra la democracia e intentar un golpe de Estado. En el caso de Bolsonaro, la condena fue de 27 años y tres meses. Pero ese no es el final de la historia.
El juicio y la condena de Bolsonaro marcan un logro histórico en un país que ha sufrido intentos de golpe de Estado liderados por militares o con participación de estos, y dos dictaduras, la más larga ocurrió de 1964 a 1985. Además, la decisión del Tribunal Supremo sitúa a Brasil entre los pocos países que han investigado, procesado y condenado a los golpistas con el debido proceso legal.
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