En la última década hemos sido testigos de un cambio silencioso, pero profundo, en la manera en que el mundo decide invertir en energía. El gráfico de inversiones globales en electricidad nos muestra algo más que cifras: refleja cómo estamos reescribiendo las bases del sistema energético que sostendrá nuestras economías y nuestra vida cotidiana en los próximos años.
En 2015, la escena estaba dominada por las redes eléctricas, el carbón y el gas natural. Era el legado de un modelo de crecimiento que priorizaba la abundancia de suministro, aunque a costa de una creciente huella ambiental. Sin embargo, hacia 2025, la foto es muy diferente: más de 1,5 billones de dólares se volcarán a la electricidad, y lo más llamativo es hacia dónde fluye ese capital.
La energía solar se convierte en la gr