El escenario estaba listo para Isabel Sanchís. La marca valenciana aspira a la excelencia en diversos ámbitos: desfilando alta costura en París, vestidos de boda en Barcelona Bridal y, aquí, en IFEMA, con la banda sonora relajante de un jardín japonés sonando de fondo: prêt-à-porter. Siempre hay una polinización cruzada de ideas entre esas tres áreas, algo que Sanchís describe como resultado de su deseo de “una alta costura más moderna, dedicada a gente joven”.

El recorrido elegido para las modelos causó una impresión inmediata. Una sala 14.1 abarrotada, con seis filas de público rodeando la pasarela, no podía pasar por alto el enorme soribashi rojo, el típico puente arqueado japonés, que ocupaba la parte central del desfile. Debajo, sobre una plataforma de espejos por la que caminaban la

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