Fiódor Dostoievski dijo alguna vez, sobre la rica tradición literaria rusa del siglo XIX, que “todos somos hijos de El capote de Gógol”. La referencia hace al cuento escrito por Nikolái Gógol en 1842 en torno a distintos relatos petersburgueses en los que por primera vez cobran protagonismo personajes pequeños, marginales y oprimidos por el régimen zarista. En “ El capote ”, Gógol cuenta la historia de un funcionario mediocre, sin demasiadas aspiraciones, de baja jerarquía y víctima de burlas por parte de sus compañeros de trabajo. De Akaki Akákievich Bashmachkin nunca se esperó demasiado y, ante un hecho fortuito, reacciona de un modo contrario a su naturaleza torpe y monótona. Un día su viejo abrigo se vuelve inservible y lo que parece trivial (contar con algo que lo proteja del crudo
El capote del tío borracho

2